He descubierto que el respeto tiene que ser como el aire que se respira, respeto por nuestro cuerpo, por nuestro entorno, por todo lo que nos rodea.
Saber que tenemos limites, pasarlos significa hacer daño a los demás y a nosotros mismos.
Vivimos en una sociedad que se ha alejado del bien, de las virtudes, de hacer las cosas bien para uno mismo y para los demás. Como digo se alejado tanto de lo que está bien, que hemos perdido el discernimiento de estás cuestiones.
En estos tiempos hay tanta confusión sobre este tema, que la mente se pierde, con ello la cordura, y con ello viene el sufrimiento sin saber el motivo y el por qué.
Cuando hay respeto todo camina bien, se deja el espacio y tiempo a las personas para que caminen en la vida, sin juzgarlas ni condenarlas. Al fin y al cabo cada cual lleva sus cargas en la vida y en su corazón.