Gracias a la vida, que me ha dado siempre lo que he necesitado, ni más ni menos, y todas mis penas las he creado yo y las sigo creando y dándoles demasiada importancia.
Ahora que ya han pasado muchos años, y que he perdido salud, dinero, personas, etc. me doy cuenta, que la vida es eso, aceptar las perdidas, adaptarme con alegría a las nuevas circunstancias.
Recuerdo un texto que leí hace tiempo, que decía que solamente se debe hacer una petición con todo el corazón, y olvidarse de ella, o sea que solo había que desear lo que naciese del corazón. Los demás deseos solo son obstáculos que impiden disfrutar de cada minuto de la vida.
Es verdad que desde que acepto la vida que me ha tocado vivir, puede ser que un 75% por ciento de ella "todavía me queda trabajo sobre mi pendiente", la vida es cada día más sencilla, me siento más tranquila y serena, y me crea un pequeño estado de felicidad en el que me refugio cada día.
Hay días de lagrimas, de alegría, de dolor, de cansancio, pero ese pequeño hueco que he dejado para que se instale mi pequeña felicidad, hace que todos los días sean especiales, que me encante mirar el sol, las estrellas, respirar el aire, escuchar los pájaros, escuchar a mis seres queridos.
Todo ha tomado una nota especial "esa pequeña alegría que me acompaña".
Gracias a la vida. Mercedes Sosa
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