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La vejez es algo
inevitable, es cuestión de tiempo. Se va perdiendo la salud poco a poco y en
silencio hasta llega esta etapa de la vida.
He estado reflexionando
sobre el pensamiento de que me cuiden y me atiendan bien, “ahorrar para ello”.
y yo me pregunto llegaré a mayor, y si llego podré cobrar, tal vez no haya
dinero, tal vez no haya cotizado lo suficiente, tal vez tenga que trabajar
hasta el último minuto de mi vida.
Conozco personas que se ha
jubilado pero aun siguen adelante con su vida, no se olvidan de sus
actividades, no se abandonan, siguen con sus limitaciones, pero siguen, no se
duermen en los laures, ni se lamentan por su edad.
Son planteamientos y
observaciones que se me pasan por mi cabeza, y mi conclusión es que mientras
viva tiene que vivir en mi, trabajar, trabajar, trabajar y amar el trabajo, no
abandonarme a las miserias de la vida, al sofá, a la tele, a la depresión y
otras tantas que arrastran al abandono de uno mismo.
Mi mente tiene que estar
dispuesta a los cambios, a la aceptación de cualquier circunstancia, al trabajo
en la medida de las posibilidades físicas y psíquicas, para que mi vida sea
agradable, para que la felicidad penetre a través del trabajo y para no
amargarme ni amargar a los que me rodeen, por el hecho de ser mayor, por haber
perdido facultades etc.
Mi aptitud ha de ser de
agradecimiento por llegar a la edad que vaya teniendo, por tener vida, y
capacidad de vivir, capacidad de compartir, capacidad de ayudar, capacidad de
amar.
Buenas capacidades son esas del último párrafo. Buenos referentes.
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