Primero y ante todo es observar que existe ese apego, a una cosa, a una emoción, a un pensamiento.
Segundo, sentir que ese apego está perjudicando.
Tercero, decidir quitarlo de encima.
Y a partir de este momento, se necesita paciencia, voluntad y fuerza, para arrancar de cuajo lo que mucho tiempo ha estado incrustado en nosotros.
Las técnicas de extracción de apegos llegan cuando existe una verdadera necesidad.
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