Felicidades a los nacidos bajo
la influencia del Haya.
CREATIVIDAD
A través de los datos que manejamos, podemos afirmar que en la cosmogonía arcaica vasca, el Cosmos era un organismo vivo, que se regeneraba periódicamente, razón por la cual, la naturaleza toda era su expresión, siendo el árbol, la manifestación viva de esta capacidad de regeneración eterna; creencia por lo demás compartida por la religiosidad indoeuropea, donde el árbol jugaba un papel preponderante (Entre los antiguos germanos, suecos, fino-ugrio, lituanos, eslavos, griegos e itálicos, el culto a los bosques sagrados y al árbol es un elemento siempre presente en sus respectivas creencias.).
La visión de las inmensas selvas vírgenes que cubrían toda Europa, sin lugar a dudas influyó en los antiguos vascos, dando pie a cavilaciones religiosas que desembocaron en la adoración el árbol, ya desde épocas muy remotas.
Vestigios de la adoración a los bosques y por ende, al árbol, como símbolo de centro o punto de unión, entre el cielo, la tierra y las zonas infrahumanas, es posible rastrearlos en las lápidas aquitanas de la época romana, plagadas de dedicatorias a Arixo deo, Artehe deo, Fago deo,Leheren deo ( Los dioses Roble, Encina, Haya y Pino, en expresión vasco-latina.), etc.
Para comprender el simbolismo mítico-religioso del árbol, debemos adentrarnos en la mentalidad del antiguo vasco, en donde su cercanía con la naturaleza y la vida, le permiten descifrar en el ritmo de la vegetación un sentido más profundo; la regeneración periódica, da lugar al simbolismo de la salud, la inmortalidad. A raíz de ello, el árbol (Es dado hacer notar que el árbol como objeto natural, no puede sugerir la totalidad de la vida cósmica; pues en dicho nivel profano, la vida vegetal no revela más que una simple serie de nacimientos y de muertes.) no solo simboliza el cosmos, sino también la vida, la juventud, la inmortalidad y la sabiduría.
Si analizamos las creencias vascas, nos damos cuenta que el árbol y el bosque (Entre los antiguos germanos fue corriente la existencia de los bosques sagrados. El culto al árbol no está totalmente extinguido entre sus descendientes actuales) son lugares sagrados, donde se expresan de forma trascendente los misterios de la vida y de la creación, así como de la renovación de la juventud (Semejante visión mítico-religiosa hacia el árbol puede rastrearse en innumerables ciclos míticos de pueblos muy variados. Para mayor información recomendamos leer el capitulo IX del libro "La Rama Dorada" de James George Frazer).
En una forma más "popular", degradada de simbolismo mítico, es posible ver incluso la asimilación de la naturaleza y, por tanto, también del árbol, de las propiedades del alma-espíritu o "sombra" (En algunos ciclos míticos en el mundo las almas de los difuntos son las que animan a los árboles).
Innumerables son las costumbres basadas en la sacralidad del árbol y, por ende, del bosque, que han subsistido hasta el siglo recién pasado en suelo vasco. Un claro ejemplo son las frases rituales, recogidas por R. M. Azkue, de los leñadores antes de iniciar la tala: Gukbotako zaitugu eta barkatu iguzu (nosotros te derribaremos y perdónanos). En la misma línea, es posible rastrear en todo el mundo creencias similares y una serie de ritos que son llevados a cabo al momento de la tala ( Según estos mitos, si los árboles están animados necesariamente son sensibles y el cortarlos se convierte en una operación quirúrgica delicada que deberá ejecutarse con la mayor ternura posible hacia el sufrimiento del paciente.)
A lo largo de todos los Pirineos hay claras huellas del culto a los árboles. Un claro ejemplo son los altares dedicados al dios (la haya) y al dios seis árboles. En el país vasco, esta fuerte implantación del culto arbóre se ve reflejada en los altares votivos en la zona de Bigorradedicados a Fagus, (Su forma latina es Fagus, Sylvatica, del latín sylvaticus-a-um = que crece en los bosques), la deidad de los árboles. A menudo la epigrafía (La epigrafía es una ciencia auxiliar de la historia, a través de la cual se estudian las inscripciones hechas en materiales duros (piedras, huesos, metal, madera, etc.) de dichos altares, está acompañada de hojas y esvásticas. La divinización de la haya podría provenir como lo teoriza Oliver de Marliave, de la utilización antiquísima de los hayucos como alimento complementario de las poblaciones pobres montañesas.
Fuentes:
Pequeño Diccionario de Mitología Vasca y Pirenaica. Oliver de Marliave, Jose J. Olameña, España, 1995.
La Rama Dorada, James George Frazer, Fondo de Cultura, México, 1995.
Monografía Mitología vasca, José Miguel Barandiaran, San Sebastián, Txertoa, 1982.
Cuentos Tradicionales Vascos, Lurdes Auzmendi, José J. Olañeta, España, 2000.
Además se recomienda ver:
Ekhaitz Arrikibar
Cuando un árbol se muere ... se le echa de menos, como a un viejo compañero.
Adolfo Gutiérrez Fdez (Txirpial)
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