FELICIDADES A LOS NACIDOS
BAJO LA INFLUENCIA
DEL MANZANO
AMOR
DEL 23 DE DICIEMBRE AL 1 DE ENERO
DEL 25 DE JUNIO AL 4 DE JULIO
1. La manzana se utiliza simbólicamente en varios sentidos aparentemente distintos, pero más o menos allegados; éstos son: la manzana de la discordia, atribuida a Paris; las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, que son frutas de inmortalidad; la manzana consumida por Adán y Eva y la manzana del Cantar de los Cantares, que según enseña Orígenes representa la fecundidad del Verbo divino, su saber y su olor. Se trata pues, en todas las circunstancias, de un medio de conocimiento, pero que es fruto tan pronto del árbol de la vida como el del árbol de la ciencia del bien y del mal: conocimiento unitivo que confiere la inmortalidad, o conocimiento distintivo que provoca la caída. Alquímicamente la manzana de oro es un símbolo del azufre. P.G.
2. «El simbolismo de la manzana procede, según el abate E. Bertrand (citado en BOUM, 235), de lo que contiene en su interior: una estrella de à cinco puntas formada por los alvéolos que encierran las pepitas. Por esta razón los iniciados ven en ella la fruta del conocimiento y de la libertad y, por consiguiente, comer la manzana significa para ellos abusar de la inteligencia para conocer el mal, de la sensibilidad para desearlo y de la libertad para perpetrarlo. Pero como pasa siempre, la muchedumbre vulgar toma el símbolo por la realidad. El pentagrama (pentagrammon), símbolo del hombre-espíritu, en el interior de la carne de la manzana simboliza, además, la involución del espíritu en la materia carnal.» Semejante observación aparece ya en L’Ombre des Cathédrales de Robert Ambelain: «La manzana, incluso en nuestros días, es para las escuelas iniciáticas el símbolo del conocimiento, ya que al cortarla en dos (en el sentido perpendicular al eje del pedúnculo) hallamos dentro un pentagrama, símbolo tradicional del saber que dibuja la propia disposición de las pepitas...»
3. En las tradiciones celtas la manzana es una fruta de ciencia, de magia y de revelación. Sirve también de alimento maravilloso. La mujer del otro mundo que viene a buscar a Condle, el hijo del rey Conn, el de las cien batallas, le entrega una manzana que basta para su alimentación durante un mes y no disminuye nunca. Entre los objetos maravillosos cuya búsqueda impone el dios Lug a los tres hijos de Tuirenn, en compensación por el asesinato de su padre Cian, figuran las tres manzanas del jardín de las Hespérides: quien come de ellas no tiene ya hambre ni sed, ni dolor, ni enfermedad, y ellas no disminuyen nunca. En algunos cuentos bretones, el consumo de una manzana sirve de prólogo a una profecía (0GAC, 16,253-256).
Si la manzana es una fruta maravillosa, el manzano (abellio, en céltico) es también un árbol del otro mundo. La mujer del otro mundo, que viene a buscar a Bran, le entrega una rama de manzano antes de arrastrar lo más allá del mar. La isla de Avalon (Emain Ablach en irlandés, Ynys Afallach en galés), o dicho de otra manera, el Pomar, es el nombre de esta estancia mítica, donde reposan los reyes y los héroes difuntos. En la tradición britónica, es allí donde el rey Arturo se refugia en espera de volver a liberar a sus compatriotas galeses y bretones del yugo extranjero. Merlín, según los textos, enseña bajo un manzano (oGAc, 9,305-309; ETUC, 4,255-274). El manzano era un árbol sagrado entre los galos, así como la à encina y el roble. L.G.
4. Fruta que mantiene la juventud, símbolo de renovación y de perpetuo frescor. Gervasius cuenta cómo Alejandro Magno, al buscar el agua de la vida en la India, encontró manzanas que prolongaban hasta 400 años la vida de los sacerdotes. En la mitología escandinava la manzana desempeña el papel de fruto regenerador y rejuvenecedor. Los dioses comen manzanas y permanecen jóvenes hasta el ragnarók, es decir, hasta el fin del ciclo cósmico actual (ELIT, 252).
5. Según el análisis de Paul Diel la manzana, por su forma esférica, significaría global mente los deseos terrenales o la complacencia en tales deseos. La prohibición pronunciada por Yaivéh pondría en guardia al hombre contra el predominio de esos deseos, que lo arrastrarían hacia una vida materia lista por una especie de regresión, en sentido opuesto a la vida espiritualizada, que es el sentido de la evolución progresiva. Esta advertencia divina da a conocer al hombre esas dos direcciones y a escoger entre la vía de los deseos terrenos y la de la espiritualidad. La manzana sería el símbolo de semejante conocimiento y de la aparición de la necesidad de escoger.
Diccionario de Símbolos Chevalier
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