Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija,
Júntate con uno bueno y serás uno de ellos.
Estos refranes los decía mi abuela, amiga y señora que acompañó mis primeros años de infancia, de la cual tengo un recuerdo entrañable y su sonrisa perdura en el tiempo en mi corazón.
Estás palabras se quedaron colgadas de mi mente, y de vez en cuando aparecían.
Actualmente se habla de personas tóxicas, de contaminación psicológica, la palabra contaminación es reinante, tanto física, psicológica, mental, de todo lo que nos rodea, se puede decir que andamos en basura, aunque nos pintemos con ropajes que la oculten.
En estos momentos más que nunca veo necesario buscar esa buena sombra, ese ser bueno, lo mejor posible.
En verdad me siento como una esponja, que lo absorbe todo, si estoy en un ambiente malo, esa maldad penetra en mi interior, y veo como vibra y llena de agitación mi ser. Si estoy en un ambiente bueno, saludable, con personas que intentan este mismo propósito, mi interior se calma, se llena de serenidad y paciencia, y toma otro color la vida, o mejor dicho toma color, y deja de ser en blanco y negro.
Aunque las palabras se escuchan, hasta que no hay un claro discernimiento y comprensión de ellas, hasta ese momento no llegan al corazón, solo somos copipe, pero en el momento que se introducen en el corazón, con una buena comprensión, entonces somos parte de ellas, el sonido que provocan resuena en todo nuestro ser.
Ahora vibran los buenos, con su mejor música, en la mejor sombra.
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