En estos días ha fallecido un familiar cuyo final ha sido muy doloroso, deseando en todo momento la muerte, dos meses y medio a base de grandes sufrimientos, paliados con grandes dosis de morfina, que a veces ha sido insuficiente.
Cuando escuché esta información de boca de su esposa e hija, surgió en mi como un instante de silencio.
Y entonces empezaron a llegar las siguientes preguntas:
¿Cómo prepararse para tan dura batalla? Me gustaría que mi final fuera bueno, pero cabe la posibilidad que sea difícil.
¿Si pienso en el final, cómo debería vivir la vida?
¿Qué tengo qué aprender?
¿Será el camino más rápido para abrazar la muerte y renunciar a la vida?
¿Hay drogas para olvidar este trance, pero si en ese momento no se puede recurrir a ellas, cómo se pueden enfrentar estos momentos crueles y duros?
Todas estas cuestiones han llevado a plantearme que el dolor debo asimilarlo de la forma correcta.
Primero aceptando el dolor, que es parte de la vida, del cuerpo, de este mundo material.
Segundo aceptar mi situación, sola o acompañada.
La resistencia es el incremento de dolor, aumento de sufrimiento, y el miedo es el que crea esa resistencia y esos insabores de la vida.
Mi pequeña disertación de cómo enfrentar esos momentos finales de la vida, porque cada día está mas cerca y un día tendré que verme cara a cara con ella, tema que iré reflexionando poco a poco, es la siguiente:
Aceptar mi situación en la vida, aceptar los pequeños o grandes dolores que me vayan surgiendo, y encomendar mi corazón a la Divinidad, si hay personas que me acompañen en esos momentos, dales las gracias y mostrarles mi gratitud, pues es una dicha tener compañía.
Y como decia Don Juan de Carlos Castaneda, la muerte siempre va a la izquierda, tenerlo presente y hacerse amiga de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.