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Reflexionando sobre esta palabra,
he observado que todos creemos, es una necesidad psicológica.
Necesitamos creer en lo que sea,
aunque sea en no creer en nada, si nos fijamos detalladamente es también creer.
El mundo en que vivimos se basa en
la creencia, en creer que el dinero va a solucionar mis problemas, en creer que
el médico me va a curar esta enfermedad, en creer que soy mejor, en creer y
creer lo que sea.
Millones de creencias, creo en la religión,
creo en el fútbol, creo en la política, creo en la materia, creo en Dios, creo
en el ateísmo, creo en la música, creo en la comida sana, creo en la felicidad,
creo en el matrimonio, creo y creo… Y los no creo en tal o cual es otra forma
de creer, o se está en un lado de la balanza o en el otro.
Y qué pasaría si no creyéramos en
nada en absoluto, cómo íbamos a remontar el día a día, qué nos iba a motivar a esforzarnos.
Por eso pienso que nuestra vida se
basa en creer y después viene lo demás.
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