Buscando fotos
para acompañar este blog, me encontré con esta fotografía de Roque, un perro al
que llegamos a querer un montón por su nobleza, y por cualidades que me son
imposibles de describir.
La foto tiene un
fondo blanco porque en ese momento había una gran nevada y lo saqué a dar su
paseo matutino, era una delicia ver como disfrutaba de cada instante.
Cuando vi la
foto, el corazón se me conmovió, sentí esa alegría que él me daba, esa
felicidad que él vivía, con poquita cosa.
Cuando me ponía a hacer la comida, él se sentaba a mi lado y esperaba a que terminara, estuviese el tiempo que estuviese. Los paseos por la ciudad en verano, cuando se lanzaba de cabeza a la primera fuente que tenía a mano. Los paseos por la montaña, que tan feliz le hacían y que le daban tantas agujetas.
Cuando me ponía a hacer la comida, él se sentaba a mi lado y esperaba a que terminara, estuviese el tiempo que estuviese. Los paseos por la ciudad en verano, cuando se lanzaba de cabeza a la primera fuente que tenía a mano. Los paseos por la montaña, que tan feliz le hacían y que le daban tantas agujetas.
Que huella más hermosa dejaste Roque a
todos los que te quisimos, gracias por compartir tu vida con nosotros,y dejarnos disfrutar de tu presencia, mientras estuviste en este mundo. Ahora te tenemos cada vez que pensamos en ti, porque aún vives en nosotros.
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