ARCILLA: INCREÍBLES
PROPIEDADES TERAPÉUTICAS
Desintoxicante, antiinflamatoria, descongestionante, depurativa, refrescante, calmante, antibiótica, cicatrizante, hidratante, inmunoestimuladora, desinfectante, tonificante, reguladora de múltiples funciones del organismo, etc. Hablamos de algunas de las propiedades descritas para el uso -sistémico o tópico- de la arcilla, uno de los remedios naturales más antiguos que se conocen. La clave de su eficacia parece estar en sus componentes minero-medicinales y energéticos que contribuyen a poner en marcha los mecanismos que ayudan al cuerpo a recuperar la salud perdida. Se trata, en suma, de una posibilidad terapéutica al alcance de todos, natural, sin efectos secundarios y de contrastada utilidad como bien saben, incluso, los animales.
El empleo de arcilla para mejorar la salud es un remedio antiquísimo Hay quien dice que su uso medicinal se remonta a los albores de la Humanidad y antiguos documentos -algunos de los cuales ya eran milenarios al comienzo de nuestra era- demuestran que se ha utilizado para curar todo tipo de afecciones, heridas y problemas inflamatorios. Para algunos investigadores es muy posible que el hombre se limitara a imitar a los animales que, de forma instintiva, suelen revolcarse en el barro cuando están heridos e, incluso, en ocasiones lo ingieren a fin de encontrar alivio.
Se tiene constancia en
cualquier caso de que fue utilizado ya por Hipócrates -considerado el padre de
la Medicina- así como por Dioscórides, Galeno y Avicena. Además personajes tan
dispares como Aristóteles o Mahatma Gandhi han recomendado su uso dadas sus
propiedades curativas. Fue de hecho su utilización terapéutica en humanos lo
que hizo célebre al abad Sebastian Kneipp cuyos trabajos serían continuados por
otros investigadores como Adolf Just -el primero en crear, en 1896, un
sanatorio en que se aplicaba la arcilla tanto de forma tópica como sistémica-
o, más recientemente, Raymond Dextreit, naturópata francés autor -entre otros
títulos- de El poder curativo de la arcilla (Ibis) y Nuevo tratado de Medicina
Natural. Nuestra tierra, nuestra cura (Edaf) en los que se exponen las
propiedades e indicaciones de este elemento natural.
Lo más singular, en todo
caso, es que a pesar de tantos siglos de uso y estudio aún no se conoce con
exactitud cómo actúa la arcilla en los organismos vivos. Según los expertos su
composición química no basta para explicar sus excelentes resultados en
múltiples aplicaciones terapéuticas. De ahí que algunas voces planteen la
hipótesis de que la arcilla está cargada de las energías de la Tierra y de que
en esa carga reside su capacidad de reactivar y estimular las funciones
naturales del organismo. “La arcilla -afirma por ejemplo el naturópata Michel
Abehsera en La arcilla curativa (Edaf), uno de los más fieles defensores de su
utilización terapéutica- es un poderoso agente de estimulación, transformación
y transmisión. Y eso es así porque se obtiene de la misma tierra de donde
también extraemos gran parte de nuestros alimentos”.
FUENTE DE MINERALES
Uno de los factores que hacen
de la arcilla un elemento interesante desde el punto de vista terapéutico es el
aporte al organismo de sustancias minerales cuando se utiliza externamente
(como cataplasma, por ejemplo) o internamente (disuelta en agua y bebida). Así,
Nuria Langreo afirma en su obra Salud y belleza con arcillas, fangos y algas
(Tikal) que “la arcilla aporta sílice (agente remineralizante y antitóxico
importante en los terrenos óseo, vascular, nervioso y respiratorio que además
actúa sobre las fibras elásticas y en la regeneración de los tendones y la
piel), magnesio (fundamental para el crecimiento de los huesos al permitir la
correcta asimilación del calcio drena además el hígado, estimula la bilis, es
antiséptico y antioxidante, activa la regeneración celular y calma y
reequilibra psíquicamente), calcio (importante en la formación y conservación
de huesos, dientes y tendones e imprescindible en la coagulación sanguínea y en
la regulación del sistema nervioso), sodio (junto al potasio regula el
equilibrio de líquidos en el organismo), potasio (complementa la función del
sodio), manganeso (forma parte de muchas enzimas y provoca la acción de otras
en procesos antioxidantes y de producción de energía), hierro (produce glóbulos
rojos en la sangre, favorece la circulación y oxigenación del organismo e
interviene en la generación de energía) y zinc (necesario para el sistema
inmune es además imprescindible para el crecimiento, la formación de tejidos y
la maduración sexual masculina)”.
Cabe añadir que además de
aportar al organismo nutrientes imprescindibles la arcilla -especialmente
ingerida- presenta otras cualidades que la convierten en una interesante
alternativa para recuperar o mantener la salud.
TIERRA CURATIVA
Aunque aún no se han
desvelado sus mecanismos de acción está comprobado que la arcilla posee
numerosas propiedades terapéuticas. Así…
…se trata de uno de los más
eficaces antisépticos y antibióticos que existen en la Naturaleza pues impide
la proliferación de bacterias, hongos, virus y otros elementos patógenos. Y
estimula y refuerza las defensas del organismo.
…es un poderoso
desintoxicante. Posee gran potencial tanto de absorción de las impurezas
contenidas en los tejidos -y que son captadas, neutralizadas y drenadas- como
de adsorción -mediante el drenaje y eliminación de las toxinas que se
encuentran en suspensión en los líquidos orgánicos-. Además reduce la toxicidad
de las sustancias dañinas y neutraliza los venenos.
…mantiene la salud del
aparato digestivo. Ingerida alivia los dolores estomacales, favorece la
digestión, reabsorbe las fermentaciones, neutraliza el exceso de acidez y
protege la mucosa gástrica además de regular las funciones intestinales,
reestructurar la flora y la mucosa, y favorecer la evacuación de las heces y
los gases. En caso de úlceras gástricas regenera los tejidos ulcerados y calma
la irritación al neutralizar los ácidos estomacales.
…actúa como agente depurador.
Como ya hemos mencionado, capta las impurezas suspendidas en los líquidos
corporales, las absorbe y ayuda a expulsarlas.
…enriquece la sangre. Se ha
comprobado que, ingerida, depura la sangre, mejora la circulación, hace aumentar
la cantidad de glóbulos rojos -se desconoce la razón- y la enriquece hasta el
punto de poder llegar a curar la anemia más resistente.
…absorbe las radiaciones
nocivas. Los expertos creen -aún lo están investigando- que la arcilla podría
ayudar a proteger los organismos debilitados por la exposición continuada a
radiaciones ionizantes. “La arcilla -explica Raymond Dextreit- tiene polaridad
positiva y eso explica por qué atrae primero y elimina después todo elemento
que en el interior del cuerpo emita radiaciones negativas”.
…ejerce una acción
reguladora. Sobre el organismo en general y sobre las glándulas endocrinas
(tiroideas, suprarrenales, sexuales, etc.) en particular. Las estimula o calma
según sea necesario.
…destruye las células enfermas.
“No sólo las elimina -afirma el citado naturópata francés- sino que además
estimula la reconstrucción de otras células sanas”. Esta cualidad la convierte
en un elemento interesante para el tratamiento de numerosas dolencias, entre
ellas el cáncer.
…revitaliza el organismo. Lo
remineraliza, lo mantiene sano, lo tonifica y equilibra el metabolismo en
general.
….es analgésica. Aplicada en
forma de cataplasma sobre zonas doloridas -articulaciones, músculos, vértebras,
etc.- proporciona un gran alivio.
…se trata de un importante
catalizador. Ayuda al cuerpo a absorber, transformar, sintetizar, fijar y
asimilar a partir de los alimentos las sustancias nutritivas de las que
carece.
Además reduce la inflamación,
estimula las funciones de la piel, es un potente cicatrizante, ralentiza el
deterioro físico y el envejecimiento, favorece la eliminación del ácido úrico y
tiene efectos refrescante, relajante y sedante.
En suma, la arcilla previene,
cura, descongestiona, alivia, desinflama, tonifica, calma, cicatriza, purifica,
mineraliza, absorbe y desinfecta además de revitalizar. Sin duda, un remedio
natural de lo más completo.
¿CÓMO UTILIZAR LA
ARCILLA?
Como el lector sabe, la
arcilla puede administrarse tanto por vía interna -ingiriéndola oralmente- como
por vía externa -mediante cataplasmas y compresas-. Para ambos usos las
arcillas que encontramos en el mercado vienen irradiadas al sol,
descontaminadas de gérmenes y materia orgánica y debidamente pulverizadas. En
el caso de las arcillas pensadas para ingerir carecen por completo de arena y
de impurezas habiendo sido machacadas y micronizadas hasta conseguir un polvo
aún más fino que las destinadas a uso tópico.
En cuanto a los recipientes y
utensilios a utilizar para su preparación sepa que no deben ser metálicos o de
plástico sino de vidrio, porcelana o madera. Además se debe procurar que el
agua que se mezcle con la arcilla sea lo más pura posible y nunca clorada. Una
vez añadida el agua necesaria para cubrir ligeramente la arcilla (fría o tibia
en función del uso que se le vaya a dar), se deja reposar hasta que se empape
y, siempre que sea posible, se expone la mezcla al sol para que la arcilla se
“recargue” con la energía solar. Si se prefiere, en el momento de la
preparación se pueden añadir otros elementos (extractos, aceites esenciales,
plantas, etc.) que refuercen aún más su acción terapéutica.
Si se va a emplear
externamente se pueden impregnar en ella unas gasas o compresas o bien hacer
una cataplasma poniendo la arcilla mezclada con agua sobre un paño,
extendiéndola hasta dejar una masa de un par de centímetros de grosor y
colocándola directamente sobre la piel de la zona que se quiera tratar durante
un tiempo específico para cada situación y que puede ir desde unos pocos
minutos hasta varias horas.
Si la va a ingerir deberá
preparar con ella una especie de “leche de arcilla”. Por sus cualidades
nutritivas y energéticas basta con una dosis diaria relativamente pequeña para
obtener los beneficios terapéuticos reseñados. En casos agudos pueden
aumentarse las cantidades o reducirse los tiempos entre cada toma. “La regla
general -afirma Marie-France Muller, autora de Cómo cura la arcilla (RBA)- es
tomar una cucharadita diaria en el caso de los adultos y media en el caso de
los niños menores de diez años. Se disuelve en medio vaso de agua mineral sin
hervir. La dosis puede aumentar a 2 o 3 cucharaditas al día en algunas
infecciones intestinales o úlceras estomacales. Es preferible tomar esta bebida
inmediatamente después de levantarse o por la noche al acostarse. Lo
recomendable es hacer una primera cura de agua arcillosa muy diluida, mucho
líquido y alimentación sana durante tres semanas. Luego se suspende la toma de
arcilla durante siete días y se vuelve a empezar. Pasado un tiempo la arcilla
podrá tomarse en semanas alternativas. Esta cura puede seguirse durante meses o
toda la vida”.
Por lo demás, es fácil
tratarse con arcilla. Como vemos, la preparación es simple, podemos tenerla en
casa, es barata, natural, versátil, en las dosis oportunas no conlleva peligro
alguno, la puede usar cualquier persona independientemente de su edad o estado
de salud y los resultados no se hacen esperar cuando se combina con una
alimentación sana y unos hábitos saludables. Como se suele decir, bueno, bonito
y barato. Y lo es pero, como siempre, recomendamos que antes de decidirse a
iniciar cualquier tratamiento, por muy natural que éste sea, se deje aconsejar
por un profesional. Especialmente si piensa tomarla ingerida y tiene tendencia
al estreñimiento, si para tratar éste está tomando aceite de parafina (este
aceite puede endurecer la arcilla y ocluir el intestino), si está tomando algún
tratamiento médico -aunque sea homeopático- porque éste puede verse alterado o
si padece hipertensión. Tenga todos estos consejos en cuenta y decídase, si lo
considera oportuno, a desayunar esta tierra curativa. Su organismo se lo agradecerá.
Indicaciones
La arcilla -ya sea en su
aplicación tópica o sistémica- se ha mostrado eficaz en el tratamiento de
numerosas dolencias. Algunas de ellas -recogidas en La arcilla, tierra
milagrosa (Cuadernos de Naturismo) del doctor Romolo Mantovani- son éstas:
Abscesos.
Acidez de estómago.
Acné.
Afecciones
intestinales.
Aftas.
Amigdalitis.
Anemia.
Arrugas.
Artritis.
Arteritis.
Artrosis.
Asma.
Astenia.
Bronquitis.
Calambres.
Cálculos renales.
Cáncer.
Cansancio.
Cistitis.
Colitis.
Contusiones.
Dermatosis.
Descalcificación.
Diarrea.
Dismenorrea.
Dolores musculares.
Eccemas.
Estados depresivos.
Estreñimiento crónico.
Fibromas.
Fiebre.
Fístulas.
Flebitis.
Flemones.
Forúnculos.
Gastroenteritis.
Gingivitis.
Gota.
Hemorroides.
Hepatopatías.
Heridas.
Herpes.
Hiper o hipotiroidismo.
Hiperuricemia.
Hipotensión.
Inflamaciones locales.
Intoxicación alimentaria.
Llagas.
Lumbago.
Meteorismo.
Micosis vaginales.
Migraña.
Nefritis.
Osteoporosis.
Otitis.
Parásitos intestinales.
Piel grasa.
Piorrea.
Problemas de la vesícula
biliar.
Prostatitis.
Psoriasis.
Quemaduras.
Quistes ováricos.
Sinusitis.
Sudor excesivo.
Supuraciones.
Trastornos digestivos.
Úlceras estomacales.
Varices.
Tipos de arcilla
Los diferentes tipos de
arcilla poseen en general las mismas cualidades pero en proporciones
diferentes. Esto explica que una arcilla pueda ser particularmente eficaz para
una dolencia determinada o para una persona concreta y no para otras. De ahí
que se recomiende consultar con un especialista antes de decidirse por una u
otra. Sepa, en todo caso, que las más solicitadas en los herbolarios por su
versatilidad, eficacia y disponibilidad son las siguientes:
-Arcilla verde. Es la más
utilizada. La mejor es la montmorillonita o bentonita (que suele ser verde pero
que puede también ser blanca y hasta azul). Es muy rica en magnesio y contiene
silicio, potasio, cal y fosfatos, entre otros elementos. Es, a la vez,
desintoxicante, remineralizante y absorbente. En forma de cataplasma sirve como
antiinflamatorio y analgésico e ingerida calma las úlceras de estómago y regula
las funciones del intestino, entre otras propiedades.
-Arcilla blanca. También
llamada caolinita. Está compuesta principalmente por silicio y aluminio.
Ingerida resulta especialmente interesante para la protección de las mucosas
gástrica e intestinal por su acción antibacteriana, antiinflamatoria y
cicatrizante. Disuelve las fermentaciones, absorbe las toxinas y ayuda a
combatir el estreñimiento.
-Arcilla roja. La atapulgita
-que también puede ser blanca o verde- es muy utilizada por sus virtudes
medicinales debido a su fuerte poder absorbente en curas gástricas, úlceras,
colitis, etc. El color rojo se debe a su mayor contenido en óxidos de hierro.
En el mercado se puede
encontrar también arcilla negra, principalmente de efecto cicatrizante y
regenerador.
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