Tenemos carencias físicas, psicológicas, espirituales. y me pregunto quien puso ese prototipos perfectos que no le sirven a nadie, porque sino sirve para qué lo queremos.
Desde la infancia intentamos ser más listos, ser más guapos, ser más inteligentes qué, y para qué sirve todo esto, puede que a algunos les haya servido, a mi no. Mis eternas preguntas siempre han estado acompañándome, mi insatisfacción por la vida siempre ha estado ahí. Y me he visto como errante de un lugar para otro, sin saber dónde ir, a veces lo he tenido todo, pero aun así esa tristeza de no sé qué, me perseguía día tras día. Tuve que abandonar muchas cosas, porque ni me hacían bien ni yo a ellas, y seguir caminando en mi desierto particular.
En mi cabeza todavía perdura esa comparación, con las más guapas, más litas, más ricas, más organizadas, y puedo percibir ese dolor y esa inseguridad que todo esto me causa. Hay una cuestión que nunca se me ocurrió es que la más, tiene la más responsabilidad. En este mundo todo tiene un precio, y se paga de una manera u otra.
Ahora que ya han pasado muchos años, mis fuerzas han flaqueado y presiento que seguirán ese camino como le ocurre a todo ser vivo, siento mis imperfecciones como algo que me ha dado la oportunidad de salirme de ese remolino que traga todo, esa vida que nos han mostrado como perfecta. Y esto es todo un éxito, mantenerse a flote en una sociedad consumista llena de mala voluntad, o mejor dicho con la máscara de buena voluntad.
Ahora soy imperfecta, soy mayor, tengo arrugas, tengo todo lo que no le gusta a nadie, más bien no tengo nada. Pero he aprendido a ver más allá, he aprendido a respetar el mundo que me rodea, he aprendido a tener mejor voluntad, voy aprendiendo a acercarme a la muerte que un día llegará, todavía me quedan muchos demonios que lidiar, y que son difíciles hacerlos desaparecer porque les he alimentado mucho tiempo. y en esas batallas va mi vida, en conquistar esa serenidad a base de luchas internas con todo lo que escondidamente alberga mi corazón y que no me hace ningún bien.
No soy perfecta y lo acepto, y hay otros caminos para los que anhelan otras realidades distintas a la Prêt-à-porter.
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